lunes, 21 de diciembre de 2009

Salon del Blues - Robert Johnson


En el Salon del blues me ha parecido interesante poner la biografia de Robert Johnson por lo que significa en el mundo de la musica y de quien se dice que , que todos los aficionados al blues una noche de principios de verano estamos obligados a acudir a un cruce de caminos polvorientos, levantar nuestro vaso y beber un trago largo, de esos que queman las tripas, a la memoria de Robert Johnson, donde quiera que se encuentre.
Antes de su biogarfia os dejo una anecdota que me llamo mucho la atención , sucedia de la sigueinte manera :

Keith Richards, en casa de Brian Jones, la primera vez que escuchó algo de Robert Johnson dijo: ¿Quién es ése? Robert Johnson, Vale, ¿pero quien es el otro tipo que toca con él?. No podía creer que aquella música saliera de una sola guitarra.


Biografia

Pocas cosas se saben con certeza sobre la vida de este bluesman de principios del siglo XX. Su único legado han sido 29 canciones y dos fotos. El resto, incertidumbre. La incertidumbre que recorrió sus 27 años de existencia (27 años también; debió ser el pionero de esa conocida lista) y con la cual se escribieron innumerables libros sobre su vida. Pero eso sí, con solo esas 29 canciones, cambió el curso de la historia de la música moderna. Todos los grandes bluesman de su época, y sucesivas, le deben algo. Y no sólo ellos, sino todos los grandes grupos que se inspiraron en su música, o que se vieron en mayor o menos medida influenciados por sus canciones. Desde Howlin’ Wolf hasta los Rolling Stones. Desde Elmore James hasta Eric Clapton.

De su vida, los estudios más fiables dicen que nació en Hazlehurst, Mississipi, el 8 de Mayo de 1911. Hijo ilegítimo de Julia Dodds y Noah Johnson, pasa toda su infancia de un lado para otro, siguiendo a su madre en un constante flujo de cambios de amantes y domicilio. Se casa con Virginia Travis. Pero dura poco. Ésta muere a los 16 años y con un hijo en camino. A partir de entonces, se empieza a suceder una serie de amantes sin cesar, hasta el día de su muerte. Por el camino, innumerables hijos ilegítimos.

Poco después, se crea la leyenda. La historia sobre cómo Robert Johnson adquirió sus habilidades con la guitarra, es a fecha de hoy, considerada mitológica en el mundo de la música. E incluso fuera de él, sobre todo en la América profunda.

Se dice que tras la muerte de su esposa, se empezó a entregar cada vez más a la bebida. Alternaba su trabajo en los campos de algodón con las largas juergas nocturnas en los locales, tocando blues. Hasta que un día desapareció del mapa. Nadie sabía a donde había ido. Unos días después, reapareció. Pero ya no era el mismo. Nadie supo nunca a ciencia cierta como había obtenido repentinamente aquella voz aguda y alterada por falsetes increíbles y una forma intuitiva de tocar la guitarra que crearía escuela; las cuerdas bajas marcando un walking bass hipnótico y las otras adquiriendo vida propia. Dicen que se aproximó a un cruce de caminos, y que allí hizo un pacto. Le daría su alma al diablo a cambio de convertirse en mejor músico. Y desde luego, lo consiguió. Hacía palidecer de envidia a todos los demás músicos. Su estilo con la guitarra era inigualable

En 1936, un cazatalentos de "la American Records" , escuchándole tocar, le propone las que serían sus primeras grabaciones. A pesar de todas las dificultades Robert Johnson consiguió realizar cinco sesiones todas ellas para esa discográfica. Las tres primeras tuvieron lugar en una habitación del Hotel Gunter de San Antonio, Texas (23, 26 y 27 de noviembre de 1936) y las otras dos en la trastienda de un almacén en Dallas y en circunstancias muy similares el 19 y 20 de Junio de 1937. Primero salieron 16 temas, algunos de ellos grabados en formato de 78 rpm, otros, como el “Terraplane Blues”, llegando a encaramarse como número 1 en las listas de música para negros.

Dinero fácil para él, que gastaría en chicas y bebidas. Cuando se acabó, se esfumó. Pero aparecería unos meses después, para grabar otros 13 temas más, dando un total de 29 canciones y 12 tomas alternativas. Ese fue todo su legado.
A finales de 1938, tratan de volver a contactar con él, pero ya llevaba muerto 5 meses. Se habló de magia negra, de suicidio, envenenado por una mujer y hasta de alguien que dijo verlo correr ido de la olla a cuatro patas, hasta que se lo llevó el diablo. Nunca se llegó a aclarar del todo. Hasta que en 1968, tras una investigación sobre las posibles circunstancias, se logra dar con su partida de defunción, y se hacen públicas unas declaraciones de dos testigos, que aunque diferían en algunos detalles superficiales, coincidían en lo fundamental y definitivo. Por aquellos años, a nadie parecía importante un guitarrista borracho errante por los suburbios de "la América" de la depresión. Como dijo BB King en una ocasión (me encanta esta frase): “ser negro y tocar blues, era ser negro dos veces”.

Según los testigos, una noche de agosto de 1938, Robert Johnson estaba tocando en un local. Uno muy especial, ya que pertenecía a un hombre cuya mujer se estaba tirando. Cuando éste se enteró, le echo estricnina en la bebida. Poco después, el guitarrista se tuvo que ausentar, y tras llevarlo a casa de un amigo, y tras 3 días de agonía, murió.

Declaraciones posteriores de Sonny Boy Willianson aportaron tintes más coloristas a la historia. Al parecer esa noche la armónica de Sonny compartía cartel con Robert. El conocía la historia de los amoríos de su compañero con la esposa del dueño del local y había captado el ambiente tenso y las miradas torcidas de algunas personas. Durante una pausa en la música alguien trajo una botella abierta con media pinta de whisky en su interior y se la ofreció a Johnson marchándose después. Cuando este comenzó a beber Sonny intentó apartar de sus labios la botella “Nunca bebas de una botella abierta. No sabes lo que puede haber dentro.” Robert le contestó de una forma tajante muy acorde con su carácter “No vuelvas a quitarme una botella de whisky de las manos”.

El documento de su defunción carece de la firma de un médico. Su madre y su cuñado asistieron a su entierro en un ataúd de madera pagado por el estado. Aunque varios lugares de la zona se disputan el dudoso orgullo de alojar sus restos parece ser que fue enterrado en el pequeño cementerio de la Zion Church, cerca de Morgan City. En su tumba no figuró ningún nombre pero está situada a un tiro de piedra de la carretera comarcal nº 7 de Mississipi; para que, como él había cantado “…Mi viejo y maldito espíritu pueda subirse a un autobús Greyhound y marcharse

Aún hoy en día en los pueblos del profundo sur pueden verse algún joven negro que, una noche de verano, coge su guitarra y cerca de la medianoche, camina por un camino polvoriento buscando un cruce de caminos. Cuando esto ocurre, los más viejos miran con la sonrisa que se reserva a los predestinados, le dejan hacer y no dicen nada.


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